El concepto de “creación de valor compartido” fue acuñado por Michael Porter, profesor emérito de la Universidad de Harvard y experto en gerencia empresarial. Este concepto, que según la Wikipedia busca reinventar el capitalismo y liberar una ola de innovación y crecimiento, fue definido como “el conjunto de políticas y prácticas de gestión que mejoran la competitividad de una empresa, a la vez que ayudan a mejorar las condiciones económicas, sociales y ambientales en las comunidades donde opera. Las empresas crean valor compartido, re-concibiendo productos y mercados, redefiniendo la productividad en la cadena de valor y construyendo clústeres de apoyo para el sector en torno a la empresa, uniendo así los negocios, con la sociedad”. No existen demasiados ejemplos de valor compartido en la cadena agroalimentaria en nuestro país, pero algunos hay.


Hace pocos días tuve la suerte de asistir invitado a una asamblea de una industria alimentaria con los agricultores que le proveen de materia prima. Entre ambos han desarrollado un modelo de relación absolutamente innovador basado en una relación estable y de confianza que les permite compartir riesgos y objetivos comunes. La industria es quien compra la semilla de forma conjunta para todos los agricultores, realiza un pago pre-cosecha y asegura la compra de la totalidad de la producción garantizando precios (recogidos de antemano en un contrato) que cubren siempre los costes de producción. Además, premia la productividad marcando, en definitiva, unas reglas de juego diferentes al resto de cadenas que permite estabilidad, crecimiento sostenido y riqueza compartida de todos los integrantes de la misma.

Me produjo gran satisfacción comprobar que la valoración que hacen los propios agricultores sobre el esquema de relación con la industria es muy positiva. Sólo se advirtieron ciertos problemas de ajuste de la gestión de los procesos como la necesidad de buscar variedades más productivas, mejorar el proceso de recogida o la nencesidad de ampliar a otros inputs el sistema de compra colectiva y suministro de semilla. Ningún agricultor se quejó del precio, lo que supone un gran logro en sí mismo. Entre los aspectos más valorados del modelo, los agricultores destacaron la seguridad en el cobro, el pago pre-cosecha, la financiación de la semilla, el bonus establecido por productividad y, sobre todo, las condiciones favorables que reciben de los bancos por encontrarse su explotación integrada en un modelo de negocio empresarial de envergadura.

El futuro del sector pasa por la construcción de este tipo de relaciones estables y a largo plazo entre empresas que proporcionan un beneficio mutuo a las partes y generan externalidades positivas para la sociedad. Los beneficios que aporta esta empresa en la zona de producción donde se encuentra situada no son nada desdeñables. Se trata de un modelo innovador y de futuro que debe y puede ser replicado en otros sectores si queremos generar tejido económico en el medio rural por la vía de "construir sector" mediante cadenas agroalimentarias de valor compartido.

Cañete dixit Felipe Medina Dec 22, 2011 - 19:14

 

El pasado 15 de Noviembre tuvo lugar un en la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid un interesante debate pre-electoral en el que representantes de PP, PSOE, IU y UPyD expusieron sus programas en relación a la agricultura y el sector agrario. Gracias al grandísimo trabajo que hacen los compañeros del portal CHIL que aloja este mismo blog, es posible acceder a los comentarios de mayor interés que realizaron cada uno de ellos. Como el representante del PP era D. Miguel Arias Cañete, recién elegido Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (he de decir que el hecho de recoger la palabra alimentación junto con la de agricultura en el nombre designado al Ministerio me parece un acierto. Sin agricultura no hay alimentación y, sin agricultura, nada),

Foto obtenida de ELPAIS.COM

En su intervención, Arias Cañete destacó y el sector no está altamente atomizado ni en la fase productiva ni en la transformadora. y realizando estudios de impacto y no simplemente negarse categóricamente la reforma. "No queremos simplemente gestionar el dinero de la Política Agraria Común (PAC) y repartirlo entre las diferentes Comunidades Autónomas, las agriculturas de nuestro país deben tener un trato equivalente", dijo.

Habló además de refiriéndose concretamente a la mejora del poder de negociación de los distintos agentes de la cadena, destacando el gran potencial de la industria agroalimentaria y la necesidad de vertebrar el sector productor a través de la integración cooperativa y la concentración de la oferta. Hizo hincapié en la Marca España, refiriéndose a España como un país de excelencia en todos los ámbitos, concluyendo con un leve guiño a la política forestal, el adecuado aprovechamiento de los recursos y la

No hubo tiempo para profundizar mucho, pero si se esbozaron las que serán las líneas directrices del gobierno en esta materia. Aunque algunos echamos de menos que se abordaran otros temas, sólo con lo recogido en aquella comparecencia hay materia más que suficiente para trabajar por conseguir resultados para nuestra agricultura y nuestra economía. Desde mi punto de vista, Tiempo habrá para evaluar los resultados conseguidos. Hasta entonces, no me queda más que agradecer sinceramente que dediquéis vuestro tiempo a leer este humilde blog y desearos una Feliz Navidad y un próspero año 2012. 

 

 La cuota de mercado de las marcas blancas (MDD) en el sector de la alimentación en España ha pasado de 7% en el año 1992 al 34% en la actualidad. En el conjunto de productos de gran consumo, la cuota en España es aún más alta (42%), ocupando España el 4º puesto entre los principales países de la Unión Europea tras Suiza, Reino Unido y Eslovaquia. Entre los productos agrarios de marca blanca más comprados por los consumidores se encuentran las legumbres y arroz (75%), la leche y sus derivados (70%) y el aceite de oliva (57%), condicionante que afecta al funcionamiento de los distintos agentes de la cadena agroalimentaria de forma notable.

 

Uno de los efectos de esta tendencia creciente es la mayor dificultad que tienen determinadas industrias agroalimentarias de marca propia para conseguir situar sus productos en las estanterías de los establecimientos de venta. En general, aquellas industrias que no producen la marca líder de un producto en concreto, son las que mayores dificultades están encontrando para dar salida a toda su producción, ya que algunas cadenas de distribución han optado por vender tan solo su marca blanca junto a la marca líder en cada categoría.  

 

Por todo ello no extraña que determinadas marcas hayan optado por nuevos canales de venta que les permitan dirigirse al consumidor directamente sin pasar por el cuello de botella de la gran distribución. Algunos ejemplos son las yoghourterías de DANONE en Madrid y Barcelona, las tiendas de papel higiénico que la marca RENOVA lleva abriendo desde hace 2 años o incluso los puntos de venta que la conocida Cooperativa del Valle de los Pedroches de Córdoba (COVAP), tiene establecidos desde hace ya algún tiempo. El último movimiento ha sido la puesta en marcha de ALICE, el supermercado de venta on-line de productos exclusivamente de marca de fabricante. Estrategias todas ellas diseñadas con el objetivo de vender su propio producto directamente al consumidor. Esta tendencia puede ser aprovechada por los productores agrarios y tratar por esta vía de incrementar la rentabilidad de sus explotaciones. Recordemos que sin rentabilidad, las explotaciones agrarias desaparecen y, Sin Agricultura, Nada.

 

Ministerio del Azúcar Felipe Medina Jul 28, 2011 - 21:24

En la siguiente foto se puede contemplar el Ministerio del Azúcar de la República de Cuba. Al observarla, recuerdo la polémica reciente sobre Estoy seguro que esta polémica volverá según se acerquen las elecciones. De hecho, el candidato del PP, Mariano Rajoy, ya ha prometido en varias ocasiones que recuperaría el nombre de Ministerio de Agricultura si gana las elecciones. Para mí, se trata de una polémica totalmente vacía y con la que no merece la pena perder demasiado tiempo. 

Sin embargo, lo que resulta realmente interesante es que, gobierne sin gobierne, que se conforme finalmente. En estos tiempos de austeridad económica y contención del gasto, el Ministerio de Economía es quien pone mayores impedimentos al desarrollo de las iniciativas legislativas que demandan las organizaciones de agricultores, las cooperativas y la industria agroalimentaria para reequilibrar el poder negociador en la cadena agroalimentaria. 

 

El es una necesidad reconocida ya por todas las instituciones europeas y estatales. Fortalecer el poder negociador del eslabón productor es la tarea pendiente y por ello el Ministerio (llamémoslo de agricultura para entendernos) ha elaborado el Proyecto de Ley de la Cadena Agroalimentaria que seguirá su tramitación parlamentaria durante el otoño. Durante este proceso, el Ministerio tendrá el deber de demostrar al sector su verdadero peso dentro del gobierno.